sábado, 2 de mayo de 2009

Felipe Zayas, Darle a la lengua


Aníbal de la Torre nos recuerda que los blogs nacieron de “la necesidad de contar cosas, de relatar historias, de generar contenidos, de expresarnos, de opinar” y de la posibilidad de hacerlo de un modo tan fácil. Junto a la necesidad de decir, está también la inclinación por compartir de forma solidaria. Sostiene Aníbal que estos factores siguen y seguirán interviniendo, y, por tanto, los blogs (y todo aquel medio de comunicación que cumpla unas funciones semejantes) seguirán teniendo sentido.
José María González-Serna comparte estas ideas, y añade que la desaparición de muchos blogs se explica porque “muchas personas pensaron que la facilidad de publicación era razón suficiente para utilizar el formato blog para cualquier cosa: relaciones de enlaces, inclusión de actividades, apuntes de asignaturas, inserción de documentos, etcétera”. Estos objetivo, añade, pueden alcanzarse mediante otras herramientas más cómodos y controlables”. El veterano bloguero sevillano considera que estos blogs a los que se les fuerza a hacer un trabajo que no es propiamente el suyo no son verdaeros blogs (Que nadie se alarme, José Mª advierte que quizá sea ésta una postura dogmática, pero que él no es integrista: que cada cual use los blogs como y para lo que quiera.)
El problema que José Mª plantea empezó a preocuparme tan pronto como me lancé a usar los blogs en el aula. No enumeraré aquí las razones que le pueden mover a un profesor –y en este caso a un profesor de lengua- a usar los blogs como medio de comunicación en el aula y las diferentes funciones que se les puede dar con provecho. Señalaré sólo una: los blogs proporcionan contextos en los que escribir tiene sentido, y, por tanto, proporcionan al profesor un medio inestimable para la enseñanza de la composición escrita.
Pero aquí está precisamente el problema: su simple existencia no crea el entorno comunicativo. El blog será efectivamente un medio de comunicación si sus usuarios (escritores y lectores) le dan esta función y conciben la elaboración de las entradas desde esta perspectiva. No hace falta que recuerde que la comunicación comienza con la necesidad de decir, de expresar, de exhortar, de informar, de compartir… Y continúa con la conciencia de que existe un destinatario al que se tiene en cuenta durante el proceso de escritura. Y, precisamente por esto, no vale cualquier modo de escritura. El blog educativo ha de servir también, al menos a un profesor de literatura, para crear contextos en los que es pertinente reflexionar sobre cómo adecuar el uso de la lengua a los factores de la situación comunicativa.
¿Lo hacemos? ¿Potencian los blogs la escritura reflexiva? ¿Cómo podemos intervenir los profesores para lograrlo? ¿Cómo podemos organizar las ayudas?
Quizá hay dos grandes etapas en el uso de los blogs de aula: la primera, corresponde al descubrimiento de la herramienta; la segunda, a la reflexión sobre sus límites y a la búsqueda de un uso verdaderamente innovador.
La primera de estas dos fases es verdaderamente mágica, y, pase luego lo que pase, sirve para espolear el entusiasmo y la creatividad del profesorado. Pero es necesario zambullirse en la reflexión tan pronto como se empiezan a atisbar los problemas.

http://www.fzayas.com/darlealalengua/?p=680

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